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lunes, 31 de enero de 2011

Henning Mankell.

Hace alrededor de dos años, en pleno mes de agosto, me encontraba en la playa intentando no quemarme, negra por no tener nada a mano que leer y verme obligada a establecer contacto con la gente que había a mi alrededor. El caso es que creo que fui corriendo a bañarme para evitar algunos de esos saludos típicos que se hacen sin ninguna gana y por puro protocolo y me encontré con uno de mis vecinos, que estaba jugando con su nieta mayor.
El hombre en cuestión es muy majo, nada de preguntarte acerca de tu vida personal o cosas por el estilo (como suelen hacer los demás). Es un buen narrador, cuenta historias amenas y entiende de literatura de verdad. Y precisamente de eso estábamos hablando, para variar. Yo le decía que "El viaje del elefante", de José Saramago, me había decepcionado un poco teniendo en cuenta su magnífica trayectoria cuajada de perlas como "Memorial del convento", "Las intermitencias de la muerte", "Ensayo sobre la lucidez", etcétera. Y al él le debió impresionar mi gran aflicción, pues me prometió que al día siguiente me traería una de las mejores novelas negras que jamás hubiera pasado por sus manos.
La novela en cuestión era nada más y nada menos que "La leona blanca" de Henning Mankell y tanto me gustó que apenas tardé cuatro dias en acabar con ella; pero ese tiempo fue mas que suficiente para caer rendida ante el inspector Kurt Wallander y todo su entorno. Busqué en internet su bibliografía completa y fue adquiriendo ejemplar por ejemplar, leyendo de manera insana, descuidando todo lo demás.
Terminé toda la serie Kurt Wallander, que consta de nueve libros más el final de la saga: "El hombre inquieto" , en pocos meses; pero además también me hice cargo de otros títulos como "El retorno del profesor de baile", "Antes de que hiele", "Zapatos italianos", "Profundidades" y "El chino".
Con todo ello creo que puedo ofrecer una crítica fundamentada acerca de la excelente obra de este escritor.
Mankell es experto en crear grandes rompecabezas que deben ir resolviéndose paso a paso, un enorme mosaico de piezas que sólo forman una imagen nítida si se han colocado cada una en su lugar. Enlaza acontecimientos reales y ficción con pasmosa facilidad, difuminando los contornos que separan ambas esferas para crear un tercer escenario alternativo rico en paisajes cuajados de nieve y personajes complejos.
Suecia aparece enardecida, se muestra ante el lector de una manera cruda a la par que bella. El frio y la soledad son los ejes que vertebran  casi todas las tramas (cosa que sucede con el resto de novelistas suecos como Arne Dahl, Camilla Lackberg o Asa Larsson, entre otros).
Pero África también se muestra con grandiosidad,  Mankell es el director del  teatro nacional de Maputo, en Mozambique y se siente cercano a los estigmas que a dia de hoy todavía afectan a la sociedad civil africana.
Sus escritos son en general, una gran crítica social hacia la pasividad de los paises occidentales ante la debacle de los más empobrecidos. Sin llegar a diatriba alguna, expone los hechos de manera vehemente. Con su novela "El chino", se ha ganado muchas opiniones contrarias precisamente por esta cuestión, pues algunos lectores opinan que dentro de ella se ha incluido un verdadero panfleto propagandístico. Yo personalmente creo que no es para tanto y eso que a mí siempre me han fastidiado un montón los escritores que aprovechan su condición para hacer demagogia política.
Mankell es uno de esos tipos que tienen el don de enganchar a la gente, de conectar lo atávico con lo actual, y por ello puede permitirse ciertas licencias.

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