Vistas de página en total

jueves, 27 de enero de 2011

La metamorfosis. Franz Kafka.

Como no podía ser de otra manera, esta entrada estará dedicada a uno de mis escritores fetiche. El universo Kafka es profundo y complejo; sus personajes están cargados de emotividad, ira frustración, indiferencia o pasividad, dominados por una sociedad que de pronto se les antoja sumamente extraña e inmersos en un complejo sistema del cual no pueden escapar.
La primera vez que leí algo suyo apenas tenía diecinueve años, y claro, me decanté por lo más comercial y conocido: La metamorfósis. Su análisis fue casi como un viaje iniciático, el comienzo de un camino sin retorno. Desde ese momento me volví mucho más exigente con los libros que caían en mis manos, me dedicaba a estudiar a sus protagonistas en profundidad, sus actuaciones, su devenir y a menudo acababa frustrada, porque después de la historia de aquel hombre ya nada volvió a parecerme igual.
Cuando Gregorio Samsa despierta una mañana siente como su vida ha dado un giro de 180 grados. Su cuerpo de insecto no acompaña a su condición de humano, del miedo en primera instancia pasa a la total indiferencia y al abandono. Un simple dejarse llevar hasta la hora en que el óbito se produzca (un tema muy recurrente en la bibliografía de este autor). Sus padres, temerosos, se esfuerzan en que la situación del hijo cambie, sobre todo la madre; pero al ver que aquel insignificante bicho que deambula baboso por la habitación jamas volverá a reportarle beneficio alguno lo abandonan a sus suerte y centran sus anhelos y desesos de prosperidad en la hija que aún les queda hábil.
Desde mi punto de vista el significado de esta brutal parábola es la siguiente: en el momento en que una persona deja de ser útil para la sociedad, se le condena al destierro marginándola de manera obsecena. Pero en conversaciones que he tenido posteriormente con amigos y demás, ha surgido otra posible interpretación: cuando un individuo se cierra en banda y deja de relacionarse con el mundo exterior, pierde su cualidad humana y se convierte en un mero animal, una carga para todos los que le rodean.
De todas maneras, independientemente de la conclusión a la que cada uno llegue, esta obra invita a la reflexión y la propia autocrítica.

1 comentario: